martes, 23 de julio de 2013

Prehistoria en la península Ibérica II - El Neolítico

El comienzo del Neolítico en la Península Ibérica, y con ello los avances del Neolítico llegaron a nuestro territorio por mar y fueron introducidos por grupos humanos procedentes de oriente que se instalaron inicialmente en la zona costera mediterránea.



El Neolítico antiguo (entre el 6000 y el 4000 a.c.) 

 Al parecer, estos pueblos introdujeron las plantas y las especies de animales domésticos que constituían su fuente de alimentación.

La nueva forma de vida pronto se extendió desde Cataluña a Andalucía, llegó hasta el Sur de Portugal y paulatinamente fue extendiéndose hacia el interior, siendo adoptada por la población autóctona. Aun así, las zonas más alejadas de la costa mediterránea quedaron algo aisladas de las novedades


Presencia de un tipo de cerámica que se conoce como cerámica cardial con una decoración hecha a base de impresiones de conchas de berberechos sobre el barro fresco.


ejemplos de cerámica Cardial de la Península Ibérica.

En esta fase sigue siendo lo más común la vida en cuevas y abrigos naturales.
Aunque se practicaban la agricultura y la ganadería, la caza y la recolección seguían siendo actividades muy importantes para el sustento de la comunidad. En cualquier caso, los datos apuntan a que la ganadería era la principal fuente de alimentación de estos primeros pobladores neolíticos de la Península Ibérica.





El Neolítico pleno (entre el 4000 y el 2500 a.c.)

A partir del año 4000 ac. comienza una nueva fase de la revolución neolítica en la Península Ibérica; se produce una extensión hacia el interior de la península de las culturas neolíticas, que van siendo adoptadas por las poblaciones autóctonas.


El desarrollo del Neolítico en esta etapa volvió a estar relacionado con la llegada de nuevos pobladores procedentes del Este, que introdujeron las novedades.
La agricultura va ganando terreno como fuente de la alimentación. Los productos cultivados comienzan a ser más variados y a los cereales se añaden las legumbres. La caza y otras actividades tradicionales continúan, pero van perdiendo terreno.


Un avance espectacular que se produce hacia el final del Neolítico es el desarrollo de la cultura megalítica, que tiene su seña de identidad en las construcciones con grandes bloques de piedra, a veces de unas dimensiones espectaculares. Estas construcciones, que suelen tener un sentido simbólico, religioso y de enterramiento, nos hablan ya de comunidades muy bien organizadas y con un alto desarrollo técnico (dentro de lo que puede esperarse en la edad de piedra).
 
Menhir

Sus tipos básicos son el menhir y el dolmen. El menhir Consiste un único megalito (monolito) hincado en el suelo verticalmente y no se le puede adjudicar un uso claramente funerario. A veces se presentan agrupados en hileras, dando lugar a un alineamiento como el de Carnac; también pueden presentarse formando círculos constituyendo entonces un crómlech, cuyos ejemplos más sofisticados son los henges de Inglaterra. 
Cromlech de los almendres en Portugal es el mejor conservado de toda la Península Ibérica

Más complejo que el menhir es el dolmen que está formado por dos o más grandes piedras sobre los que se apoya una losa colocada horizontalmente. En España son abundantes, destacando entre otros los de Dombate (Galicia), Sakulo (Navarra), Laguardia y Eguilaz (Álava), Tella (Aragón), Pedra Gentil (Cataluña) y Tapias (Extremadura).

Dolmen de Dombate (Galicia) 
Una variedad más compleja de este último tipo es el dolmen de corredor y cámara, que consta de un pasillo o galería que conduce hasta una o dos cámaras.


Interior de la Cueva de Menga, Antequera (Málaga,España). Dolmen evolucionado a tumba de corredor:





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